domingo, noviembre 26, 2006

Inspirada.

7/11/2006
Debe ser que leer me inspira y ayer leí un par de cosas que me gustaron mucho. Además, después de la clase de yoga tuve que volver a casa en autobús y esos momentos de pausa tras la relajación me ayudaron con unas frases. Después, esta mañana, iba en el autobús entre durmiendo y pensando y… el resultado es este balance:

No me arrepiento de los momentos que vivimos.
No me arrepiento de pasar 16 horas al día pensando en ti y 8 durmiendo soñando contigo.
No me arrepiento de echar a volar mi imaginación y construirme un futuro contigo.
No me arrepiento de ninguna renuncia que hice por ti.

No me arrepiento de mi pasado, me arrepiento del futuro que ya no tendremos.

Me arrepiento de los segundos que pasé sin besar tu piel.
Me arrepiento de los te amo que no llegué a pronunciar.
Me arrepiento de no haberte anclado a mi cuerpo.
Me arrepiento de los (las) pensamientos (energías) que derroché en tonterías.


“Once minutos” Paulo Coelho
El deseo no es lo que ves sino aquello que imaginas.
Ella pedía que la deseasen, y él la deseaba mucho más de lo que podía imaginar, pero no eran sus senos, ni su cuerpo; era su compañía. Quería abrazarla, quedarse en silencio mirando el fuego (…), eso era suficiente.
El deseo era una sensación libre, suelta en el espacio, vibrando, llenando la vida con la voluntad de tener algo, y eso era suficiente.

He aprendido que esperar es la parte más difícil, saber que tú estás conmigo aunque no estés a mi lado.


Si consigues entender que puedes vivir sin sufrimiento, ya es un gran paso, pero no creas que otras personas van a comprenderte. Sí, nadie desea sufrir y, aún así, casi todos buscan el dolor, el sacrificio, y se sienten justificados, puros, merecedores del respeto (…). (¿Cuántas veces me has oído decir “no sufras por adelantado pues, si no tiene que ser, al menos habrás disfrutado de la esperanza”?).

Sólo tienes que saber que lo que mueve el mundo no es la búsqueda del placer, sino la renuncia a todo lo que es importante. "¿El soldado va a la guerra a matar al enemigo? No, va a morir por su país. ¿Le gusta a la mujer mostrale a su mardo lo contenta que está? No, quiere que él vea cuánto se dedica, cuanto sufre para verlo feliz. ¿Va el marido al trabajo pensando que llegará a su realización personal? No, está dando su sudor y sus lágrimas por el bien de la familia. Y así sucesivamente, hijos que renuncian a los sueños para alegrar a sus padres, padres que renuncian a la vida para alegrar a los hijos, dolor y sufrimiento que justifican aquello que debía proporcionar simplemente alegría: amor.

Amémonos pero no intentemos poseernos.

"Según Platón, al principio de la creación, los hombres y las mujeres no eran como son hoy; había un sólo ser, que era bajo, con un cuerpo y un cuello, pero cuya cabeza tenía dos caras, cada una mirando en una dirección. Era como si dos criaturas estuviesen pegadas por la espalda, con dos sexos opuestos, cuatro piernas, cuatro brazos.

Los dioses griegos, sin embargo, eran celosos, y vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, dos caras opuestas estaban siempre vigilantes y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas no exigían tanto esfuerzo para permanecer de pie o andar durante lñargos períodos. Y lo que era más peligroso:la criatura tenía dos sexos diferentes, no necesitaba a nadie más para seguir reproduciéndose en la tierra.

Entonces dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: "Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan su fuerza."

Y, con un rayo, partió a la criatura en dos, y así creó al hombre y a la mujer. Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo desorientó y debilitó a los que en él habitaban, porque ahora tenían que buscar su parte perdida, abrazarla de nuevo, y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza, la capacidad de evitar la traición, la resistencia para andar largos períodos y soportar el trabajo agotador. A ese abrazo donde dos cuerpo se confunden de nuevo en uno lo llamamos sexo."

Frases mías inspiradas tras alguno de estos textos.

Miro tus ojos y deseo que sean el paisaje del resto de mi vida.

Me gusta la gente agradecida que mira de frente a la vida y sabe decir te quiero.

Y perdiéndose en sus bellos ojos, supo que su destino era no regresar.

Un instante, tan pequeño como eterno, decidió por mi.